Alguien empieza a tomar apuntes para un cuento que tiene en mente y acaba involuntariamente por escribir un poema, porque no quiere que se le escape la idea que le ronda la cabeza y los renglones cortados del poema le permiten asociaciones más rápidas que la diligente prosa de una anotación. Los poemas de Juan Vitulli poseen la rara cualidad de parecer apuntes de unas historias que, a medida que ceden el lugar a los versos, terminan por ser otra cosa, revelándole al autor unos pliegues más hondos y complejos del asunto que está tratando, casi siempre relacionados con rupturas interiores que habían pasado inadvertidas y que sólo ahora, a través de la distancia que le otorga su condición de emigrante, se revelan cabalmente. “Se dejan los lugares / como se puede: a pie / o a nado.”, rezan unos versos del poeta, y no es gratuito que sea la imagen del nadador, ese ser dividido entre el placer de la liviandad y la amenaza de la asfixia, la que campea en este libro, otorgándole a los poemas de Vitulli su especial levadura de unas anotaciones escritas sobre las rodillas que se convierten en inmersiones implacables.
Fabio Morábito